Las películas han representado en algunas ocasiones el mundo del boxeo como un deporte cruel, bestia y en el que no se necesita ser nada inteligente. Sin embargo para llegar a ser un boxeador hay que saber un poco más que de fregar los pisos para gimnasio de los locales en los que se realiza.
El boxeo requiere fuerza, pero también se nutre de la habilidad, los reflejos y la técnica para conseguir no solo dar el último golpe con el que el rival caiga, sino conseguir la capacidad de encajar los golpes para no ser uno el que sea quien reciba ese último golpe.
Es verdad que se corren algunos riesgos, pero como ocurre en todos los deportes de contacto si se toman las medidas adecuadas los riesgos se minimizan. Por eso y sobre todo en los entrenamientos se recomienda la utilización de cascos protectores para evitar lesiones innecesarias.